viernes, 27 de enero de 2012

Cosas que pasan

Hoy escribo en Diga 33. Mañana, ¡quién sabe!

lunes, 16 de enero de 2012

Antecedentes IV y final – Págame con un par de horas de tu vida

Esta iniciativa publicitaria se me ocurrió tras leer la frase: “págame con un tweet”. Quiero darle la máxima difusión a Lejos del Miedo. Todo el que lo desee recibirá una copia en pdf del libro. El único pago que os pido, además del tiempo de lectura, es que habléis de mí. Podéis ser todo lo sinceros que queráis, es una lectura rápida (la principal crítica que he recibido) y no está bien pulida. Pero, cuando lo hagáis, remitid a vuestros lectores a mi página, para que soliciten su copia si así lo desean. O enviádsela vosotros pero pidiéndoles que por lo menos se pasen a dejar su comentario en mi blog, en mi correo,.. ¡donde sea!

Para los que seáis más de papel, todavía tengo ejemplares en mi poder. Por 5€ más gastos de envío (cero en caso de la Comunidad de Madrid), podréis manosearlo cuanto queráis.

¿Maneras? Correíto a unmardecristal(arroba)gmail.com indicando en el asunto: te pago con una entrada. Fácil, ¿no? ¿Quién se apunta?

Nota: para los que lo hayáis leído ya, ¿gracias de antemano? ;)

jueves, 12 de enero de 2012

Antecedentes III

Las condiciones que me ofreció la editorial fueron las siguientes: una primera edición de 300 ejemplares. De la venta de los primeros 100 yo no vería un duro, servirían para costear los gastos de edición. Me organizarían dos presentaciones y se encargarían de la venta directa. También participaría con ellos en la Feria del Libro de Madrid. Después saldría al mercado y lo movería la distribuidora.

Como, por suerte o por desgracia, no soy especialmente ambiciosa, me parecieron bastante correctas. Yo no aspiraba a hacerme millonaria vendiendo libros, solo a que me leyeran, a darme la oportunidad de mostrarme en esa faceta que pocos conocían.

Y lo logré. La magia de coger entre mis manos por primera vez mi libro impreso, preparado para darse a conocer. El primer desconocido que, en la Feria, compra tu libro, enfrentarte a una sala enorme llena de gente que ha venido a arroparte en tu gran día,… Las ventas superaron con creces mis expectativas y antes de llegar a distribuidora tuvimos que encargar una segunda edición.

Ahí yo ya le había visto las orejas al lobo. No todo era tan maravilloso como me lo habían pintado. Ahora no es momento de rescatar todo aquello, lo resumiré en unas poquitas palabras: todo lo que salió bien salió bien gracias a mi trabajo. Y la cosa no ha ido mejor desde entonces.

Un Mar de Cristal es la segunda parte de Lejos del Miedo, el entrelazado de las historias de Gabriela y Carlo. Cuando empecé a escribirla ya era consciente de que no querría volver a trabajar con esa pseudo-editorial, así que traté de escribirla de manera que no fuera necesaria la lectura de Lejos del Miedo para entenderla.

Mi idea primigenia (y, no nos engañemos, mi mayor ilusión) era poder publicar Un Mar de Cristal con una editorial seria. Más allá de los derechos de autor, lo que busco es una promoción y distribución decente.

Pero, a la espera de las últimas respuestas, no he encontrado nada que se ajuste a lo que yo quiero. Desde dudosas peticiones de pasta por adelantado hasta distribución inexistente, pasando por contratos abusivos en cuanto a derechos y tiempo de vinculación, me han ofrecido de todo menos el “nosotros nos ocupamos”.

Ahora sí: me doy de plazo dos meses para recibir esas últimas respuestas. Si no hay nada nuevo bajo el sol, la novela verá la luz bajo el modelo de autopublicación. Es una deuda pendiente que debo saldar.

La tentación de publicar con alguien serio es grande, y si me la ofrecen no la voy a desperdiciar. Pero, como en definitiva, lo que yo siempre he querido es QUE ME LEAN, si me encargo yo de gestionarlo, lo haré de forma que el producto final sea económico, o incluso gratuito si el formato es electrónico.

Y es aquí donde entráis vosotros...

lunes, 9 de enero de 2012

Antecedentes II


Yo siempre he escrito. De pequeña le hacía cuentos a mi madre. Hasta participé en algún concurso escolar con cierto éxito. Ya crecidita seguí haciéndolo. Mucho de lo que escribía lo guardaba para mí pero, si alguna historia me gustaba especialmente, la imprimía y la regalaba.

Siempre soñé con escribir para alguien más que mi familia, compartir con aquellos que quisieran escucharme todas esas historias que nacían, crecían, mutaban y maduraban en mi cabeza.

Luego llegó el blog. Al principio no lo compartía. Simplemente estaba ahí. Pero sirvió de alimento para ese monstruo escribidor que llevo dentro. Poco a poco fueron llegando los lectores, y yo llegando hasta ellos a través de sus correspondientes blogs. Sin darme cuenta fui creando en mi interior una especie de comunidad que seguía alimentándome, alimentándose de mí, absorbiéndome,…

La historia de Gabriela… no recuerdo cómo surgió. Llevaba mucho tiempo conmigo, deseando recorrer el torrente de pensamiento, navegar por mi sistema nervioso, renacer en palabras,…

En la presentación del libro de Eduardo Fanegas de la Fuente, Pedacitos de Muerte, este dijo algo muy cierto, algo que a mí también me pasa, algo de lo que no era planamente consciente hasta ese momento: las historias viven mucho tiempo en la mente antes de pasar al papel.

Gabriela existía, como existe Alejandra, como existe Clara. Existía en esa dimensión que solo compartíamos ella y yo. Algún retazo de su historia había traspasado esa dimensión, pero no terminaba de volcarse completamente.

Hasta que pasó. Hasta que casi se me va la vida intentando respirar. Literalmente. Hasta el “podrías haber muerto”. Más información sobre aquel incidente aquí*.
 

Volvamos a donde lo dejamos. La historia de Gabriela brotó de repente de mis dedos. Por fin estaba ante mis ojos, tal como yo la había pensado. Y me dije que había llegado el momento de intentarlo: la envíe a unas cuantas editoriales.

Al poco tiempo recibí una alentadora respuesta de una de ellas. Les gustaba. Era corta, pero les gustaba. Concertamos una cita. Mientras llegaba ese momento empezó a crecer otra historia complementaria en mis sinapsis, la de Carlo. La escribí en apenas dos semanas, ya tenía el texto suficiente para publicar.


Nota: hace escasos meses recibí una desagradable sorpresa, mi blog A partir de los 30 había desaparecido. No solo me pasó a mí, también a Mimi, Vloj, Rubén,… y a todos los demás que escribíamos en ese proveedor de blogs. Por suerte yo tenía el archivo casi completo –faltan 5 ó 6 entradas- y pude importarlo a wordpress. Por si os extraña el formato, digo.

miércoles, 4 de enero de 2012

Antecedentes

Así comienza Lejos del Miedo, mi ópera prima, precuela de Un Mar de Cristal. Me va a costar unas cuantas entradas contaros de qué va todo esto, sed pacientes.
Amor mío:
Porque te quiero no puedo ocultarte por más tiempo la verdad. Mi verdad.
Nací en Moldavia en el año 1463, el hijo bastardo del Voivoda Stefan cel Mare si Sfânt. Mi padre, un hombre justo y bueno, se ocupó de que nada nos faltara ni a mí ni a mi madre. Pero yo siempre acusé la ausencia de una figura masculina. Mi madre, bella y frágil, nunca fue capaz de dominar mi carácter. Ella murió cuando yo tan solo contaba con once años y fui llevado a vivir con los soldados del castillo. Mi espíritu beligerante y la total ausencia de miedo me convirtieron rápidamente en el mejor pupilo, noticia que llegó a oídos del príncipe. Con apenas dieciséis años partí a la guerra contra los Otomanos al mando de un pequeño ejército.
Yo combatía con arrojo, llevado por la locura de la sangre. Era una gran líder que infundía valor a mis soldados y terror a mis rivales. Nuestro ejército recuperó numerosas ciudades y masacró las líneas enemigas. En solo unos meses nuestra fama corrió como la pólvora.
Nuestro lema era “no prisioneros”. A veces manteníamos con vida a algunas mujeres para divertirnos un rato, pero luego también eran sacrificadas en el nombre de Dios y de mi padre.
Estos actos de inenarrable maldad, con los que yo buscaba el afecto y el reconocimiento de mi progenitor, solo consiguieron que este se llenara de horror y me repudiara. Llevado por la locura mi sed de sangre creció y mi salvaje crueldad alcanzó cotas repugnantes. MI ejército fiel me seguía sin dudar y, aunque cada vez más mermado, nada podía parar nuestro avance.
Hasta que una maldición nos transformó en lo que somos ahora. Vampiros, seres despreciables que vagan por las sombras, sin vida ni muerte, sin alma que redimir.
Dese entonces he viajado de ciudad en ciudad, condenado a no regresar a mi patria, aterrorizando con mi presencia a los que una vez fueron mis iguales. Su sangre ya no mancha mis labios, pero sí mis manos y mi corazón envenenado por la culpa y el arrepentimiento.
Solo tú puedes salvarme. Tú me has devuelto la esperanza del perdón. Solo tú puedes enviarme a la muerte para que por fin descanse en paz.
Sé que lo que te pido es mucho, que en tu corazón no cabe la idea de matar, pero si no lo haces me condenarás a seguir vagando por esa tierra de penumbras toda la eternidad, escondiéndome de las noches sin luna, la burda existencia que he llevado durante siglos.
Espero impaciente nuestro próximo encuentro, todas mis esperanzas puestas en ti.
Tu siempre enamorado,
K