Ahora
mismo estoy escribiendo a una mano mientras con la otra sujeto a mi pequeña que
comistrajea y dormita junto a mi pecho. Soy feliz, inmensamente feliz. Hoy,
además, es un día especial, el día en que 7ven
y yo cumplimos catorce años juntos. Y lo estamos celebrando a lo grande:
cuidando de nuestra princesa.
Esto
de la maternidad es una experiencia que no se puede trasmitir con palabras. Yo
imaginaba los primeros meses como un sacrificio constante, rozando lo
desagradable. Porque, ¿qué gracia puede tener un bebé que no hace más que comer
y dormir?
Pero
todo aquello quedó en el olvido en el
momento en que me enseñaron a mi niña recién sacada del útero y berreando,
sucia y morada. Fue un flechazo, amor incondicional y desinteresado. Y, veinte
días después, sigo profundamente enamorada de ella.
Al
padre le pasó y le pasa lo mismo. Nuestra vida ha cambiado radicalmente, no
tenemos mucho tiempo para nosotros, y en determinados momentos es muy
estresante, pero tendríais que vernos… Es mirar a nuestra HIJA y nos iluminamos.
Gracias, 7ven, por todos los momentos maravillosos que me has regalado, por
estar a mi lado y por este regalo, ahora sé que todo lo pasado tiene su
sentido. Te quiero, os quiero, sois lo más importante de mi vida.
*Queridos lectores, evidentemente mi
pequeña me mantiene alejada del mundo virtual. Apenas tengo tiempo de leeros y
mucho menos de escribir. Esta cosita tan pequeña ocupa mucho espacio y mucho
tiempo, y yo disfruto de cada segundo que me roba. Esto quiere decir que
imagino que estaré ausente o semiausente de la esfera bloguera durante un buen
montón de meses. Tenéis mi correo para cualquier cosa, besitos a todos. ¡Volveré!