¡Qué mayor que es ya mi sobrina! Cuando digo estas cosas me siento una vieja, pero es que es verdad, el tiempo pasa tan deprisa que, sin apenas darme cuenta, mi niña pasa de niña a mujer.
El viernes celebraban en su cole una fiesta para recaudar dinero para su viaje de fin de curso. Con la entrada te daban un sandwich y un refresco y, además, una participación para un sorteo. Había concurso de baile, exhibiciones y un mercadillo de chucherías realizadas por ellos mismos.
Paseaba yo entre los puestos cuando dos niñas se pusieron a cuchichear mientras me observaban de refilón. Una de las dos me miró fijamente y me dijo:
-¿Tú eres la tía de Jana, verdad?
-Sí -respondí con una sonrisa.
Y, algo azorada, me contestó:
-Te conocemos por el libro.
Cuando eres niña tener una tía que ha publicado un libro mola. Este año -recuerdo que en mi cole hacían lo mismo- cada compañero ha llevado un libro para la biblioteca de clase, y mi sobrina decidió que qué mejor libro que el que le dedicó su tía. Así que, gracias a ella, un montón de chicos de once años han leído mi libro.
Supongo que será una característica común a todos los que escribimos. Soy vanidosa. Digamos que no estoy aquí por la pasta, estoy aquí porque quiero compartir eso que tanto me gusta y, cada vez que alguien se acerca a mí para decirme "me ha gustado" siento un regocijo interno enorme. Me hace feliz.
Imaginad entonces que una niña se acerca a vosotros y, con ese entusiasmo tan característico de los niños, os aturulla así: ¿tú has escrito el libro que trajo Jana? Me ha encantado, me ha gustado muchísimo, me muero de ganas de leer el segundo, ¡avísame en cuanto lo saques! Todo esto con una sonrisa enorme y dando saltitos de emoción.
Imaginad, imaginad, y entonces sabréis por qué escribo.
Gracias, Laura. Y gracias, Bichobola.
-¿Tú eres la tía de Jana, verdad?
-Sí -respondí con una sonrisa.
Y, algo azorada, me contestó:
-Te conocemos por el libro.
Cuando eres niña tener una tía que ha publicado un libro mola. Este año -recuerdo que en mi cole hacían lo mismo- cada compañero ha llevado un libro para la biblioteca de clase, y mi sobrina decidió que qué mejor libro que el que le dedicó su tía. Así que, gracias a ella, un montón de chicos de once años han leído mi libro.
Supongo que será una característica común a todos los que escribimos. Soy vanidosa. Digamos que no estoy aquí por la pasta, estoy aquí porque quiero compartir eso que tanto me gusta y, cada vez que alguien se acerca a mí para decirme "me ha gustado" siento un regocijo interno enorme. Me hace feliz.
Imaginad entonces que una niña se acerca a vosotros y, con ese entusiasmo tan característico de los niños, os aturulla así: ¿tú has escrito el libro que trajo Jana? Me ha encantado, me ha gustado muchísimo, me muero de ganas de leer el segundo, ¡avísame en cuanto lo saques! Todo esto con una sonrisa enorme y dando saltitos de emoción.
Imaginad, imaginad, y entonces sabréis por qué escribo.
Gracias, Laura. Y gracias, Bichobola.
Me imagino que debio sentirse muy bien recibir ese reconocimiento. Y aparte para tu sobrina, como dices: mola tener una tia escritora... Un saludo!!!
ResponderEliminarSí que es una satisfacción que te digan esas cosas y más un niño que son sinceros hasta la médula. Los niños, los borrachos y Gimeno son los únicos que dicen la verdad jajaja
ResponderEliminarMi sobri es muy pequeño todavia, a ver que me dice dentro de 4 o 5 años jeje Besos!!
Yo no llego a tanto como vosotros, pero me anima mucho cuando mi hija me dice que a sus profesoras les encantó mi cuento... (que menos mal, porque tenía un miedo atroz de hacer el ridículo)
ResponderEliminarMr. Dupin, es una pasada, te lo aseguro, una sensación genial. Un beso.
ResponderEliminarEduardo, ¿los Gimeno? ¡Jajajajajaja! Tu sobri lo flipará, seguro. Un beso.
Rubén, porque no quieres, o porque no te lo crees lo suficiente. El miedo al ridículo, en tu caso, es un miedo infundado.¡Queremos leer esos cuentos! Un beso.